Mayo de 2012
Abro
un sobre que guarda un librito de tapas blancas, donde las letras azules y una
ilustración que me intriga, anuncian De
guerras y de amores y más abajo, Poemas
1939-y otros escritos íntimos.
Es
de Carlos Gorostiza. Lo llamamos Goro y desde que lo conozco es un hombre guapo
y de pelo blanco. Creo, en realidad si lo pienso, hace ya casi treinta años que
lo vi por primera vez
y no sé si ya tenía el pelo blanco. Gris, probablemente.
Eran
los meses que precedieron a la democracia reinstaurada. Nos agrupábamos en
torno a la figura del doctor Alfonsín. Ya en octubre de 1983, Carlos Gorostiza
fue designado Secretario de Cultura de la Nación-. Éramos muchos los jóvenes
que celebrábamos la llegada de este nuevo gobierno, después de más de siete
años de gobierno militar. Y Gorostiza era una figura que reunía muchas de las
dotes necesarias para irradiar desde su lugar la luz de la cultura que tanto
necesitábamos.
En
mayo de 1984 viajé a España. Como cuento en otro lugar de este libro, me alojé
en la casa de Beatriz Guido, pero fue en su oficina de la Castellana donde la
escuché acordar los detalles de la visita del presidente Alfonsín a Madrid. Me
acuerdo que Gorostiza le preguntó –supongo que en broma- por la temperatura y
si podía llevar sus trajes blancos. Pero Beatriz, que lo atendió sonriendo, lo
tomó como una frivolidad.
La
visita de Alfonsín fue espléndida. La euforia de los argentinos se trasladaba a
los madrileños, que siempre nos quisieron como a hermanos, sobre todo cuando
recordaban el viaje de Eva Perón y la ayuda del gobierno argentino en un
difícil momento para los españoles.
Para
mí Gorostiza era un autor de teatro, cuyas obras no había visto pero sí leído. El pan de la locura y El puente.
Trabajador
incansable, ha sido además un hombre crítico respecto de los conflictos
sociales y de las ideologías. Un rasgo que habla de su personalidad: si me lo encontraba
en alguna reunión, al saludarlo solía decirle mi nombre, hasta que un día me
retó por lo que yo considero mi perfil bajo.
Actor,
autor de teatro, director, novelista –ganó en el Premio Planeta de novela-
cuando lo llamé para agradecerle su libro, me contó que estaba acostado con su
perrita. Más de noventa años, impecable siempre, lúcido, es uno de nuestros
grandes escritores y artistas. Y acompañarlo al presidente Alfonsín fue para
todos un verdadero lujo.
De "Memorias imperfectas", Buenos Aires, Sudamericana, 2014)
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