Carlos Fuentes, del misterio de la
novela al desafío de la historia
“Lo que tú llamas morirse es simplemente el
último dolor”
Ambrose Bierce, acápite a la novela Gringo viejo (1985)
“El
desafío de la novela moderna es la simultaneidad, no la linealidad”, dijo hace
apenas quince días el escritor mejicano en Buenos Aires. “Porque Velázquez pinta
lo que el espectador no ve.” Y concluyó que si “el mundo era uno antes de la
publicación de Don Quijote en 1605 y otro, para siempre, después”, en Latinoamérica
aun falta escribir la gran novela potencial, aquella que cambiará al mundo. O
que, en todo caso, lo dividirá en un antes y un después.
Si
Cervantes inaugura la novela moderna, si Balzac relata el devenir posterior a
la revolución francesa, indudablemente Carlos Fuentes va y viene, en su profusa
producción, sobre el fracaso de la Revolución Mexicana. Pero este “fracaso” es,
en todo caso, una oportunidad para el gran país donde confluyen la España
colonizadora con las fuertes culturas originarias.