Porque Enrique Vila-Matas me enseñó que la literatura crea la realidad, pero también la desmiente, es que reproduzco uno de los capítulos de mi libro Memorias imperfectas en que el autor de Bartleby y Cia y tantos otros libros que siempre me acompañan me ayudó a inventar la realidad.
*Sergio Pitol:
el delirio de lo incierto
“Estaba
ciego en la lucidez pero tú has hecho girar la locura..
Todo es visión, todo está libre de sentido”
Todo es visión, todo está libre de sentido”
Antonio
Gamoneda
Estoy en casa leyendo noticias literarias.
Octubre de 2013, mientras repaso y vuelvo a repasar estas páginas. Y me entero
de que en estos días se acaba de rendir un homenaje a Sergio Pitol, en Xalapa,
por haber cumplido hace unos meses ochenta años. Me indican un video, lo busco.
Y allí está Pitol, sentado, ligeramente
encorvado, pero sonriente. Tal como lo vi en diciembre del año pasado en
Guadalajara. En la mesa de los conferenciantes, un ejemplar de Los mejores cuentos de Sergio Pitol y
una rosa.
Las primeras
señales que tuve de él fueron por mi amigo José Donoso. Era su cumpleaños de
setenta años en Santiago, y alguien recordó aquel capítulo de la Historia personal del boom, en el que
Donoso, siempre tendiente a la exageración, adjudica el fin del boom a la Nochevieja (para nosotros “fin
de año”) de 1970. En la casa de Luis Goytisolo, Julio Cortázar y Ugné, Gabriel
García Márquez y su mujer, Carmen Balcells, la gran agente literaria de todos
ellos.
También Jorge
Herralde, editor a quien debemos
nuestras mejores lecturas, [1]en
una inolvidable Noche de los Libros en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
(2006) recuerda esta noche,