“Sabes
que alguien tiene que escribir libros porque los libros a la larga te salvan. Están
ahí. Son más de fiar que aquellos en los que confiabas. Los libros están
plagados de dudas, de emociones en carne viva, de fuego, de pánico, de neura,
pero están calmados, quietos, mudos. No exigen: pueden esperar, no huyen, no
corren, no se escapan, no te dejan plantado, no te patean y dejan a la deriva.
Los libros
están hechos de miedo, pero no tienen miedo.”
Dice Alberto Fuguet en Tránsitos, “·Conexiones internacionales”, Santiago, Chile,
Editorial Universidad Diego Portales, página 160.
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