Los premios literarios, lo sabemos, son complejas operaciones en las que juegan no solo los criterios de calidad sino también el marketing. El premio Clarin-Alfaguara, sin embargo, ha cumplido siempre con las expectativas de los lectores comprometidos con la innovación y la calidad. Pedro Mairal, Patricia Suárez y Raquel Robles, por citar de memoria, son una prueba de esto.
El premio 2013 correspondió a un relato de apenas 125 páginas. Apenas, cuando tengo en mi mesa de trabajo una novela que me aguarda: 957. Casi 1000. La leeré alguna vez? Y es de un autor al que admiro.
Pero este apretado relato reúne la eficacia de una prosa bella y prolija, más el tenso transcurrir de un tiempo que no sabemos adonde se dirige. Y el misterio de los personajes que rozan la perversión y la locura.
La narrativa argentina de hoy tiene exponentes de esto que yo daría en llamar "contarlo todo pero velado": es decir, da cuenta del sinsentido de una sociedad que desde hace muchos años tiene el compromiso no cumplido de explicar el por qué de la violencia y la muerte.
Martínez Siccardi ha sabido plantearlo. La respuesta la tenemos todos.
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