miércoles, 31 de diciembre de 2014

Cómo convertir la realidad en ficción, o entre Alonso Quijano y Enric Marco

Termino de leer "El impostor", del gran Javier Cercas. Ya no se trata de un episodio histórico, como en "Soldados de Salamina" o "Anatomia de un instante". Ahora hay un héroe cuestionado, un mentiroso perfecto, que se erige en protagonista de una vida que no tuvo. Enric Marco, un hombre ya de mas de 90 años, que es descubierto en el alevoso fingimiento: no fue un obreto anarquista, no se exilió en Francia, no estuvo en un campo de exterminio, no fue un luchador antifranquista.
Y sin embargo, ocupó lugares destacadisimos no solo en importantes organismos sindicales, sino que también presidió la Amical española, la asociacion de los españoles que fueron recluidos en campos de concentración alemanes. Hasta ahí llega. Y no es poco.

Porque esta urdimbre fue muy trabajosa: de gran inteligencia, Marco anuda y falsifica. Aprovecha los agujeros de la trama histórica para insertar allí su historia. Y es descubierto cuando, al cumplirse los sesenta años del fin de la segunda guerra, es elegido para hablar junto con el presidente del gobierno español. Francisco Bermejo es el historiador que reune y analiza los datos reales y los que ha ido sumando desde su imaginación Marco, y se decide a revelar la verdad porque se siente obligado por su propia ética de investigador.
Cercas lleva al lector por un camino que no es fácil adivinar de entrada. Va comunicando la historia de Marco en saltos paulatinos. A veces nos confunde, y lo hace con lo que luego, ya casi al terminar, advertimos que es un truco.
No quiere escribir la historia y la está escribiendo. Se acuerda de Cervantes pero no se siente Cervantes. Reflexiona sobre la escritura y nos deja la incógnita de cual es la verdad de la escritura. Se entrevista con el personaje, lo graba, lo filma, pero nos permite dudar de que esto sea cierto. Entrevista a otros personajes cercanos a Marco pero no sabemos si estas entrevistas son como él nos las hace llegar. Y nos descubre a un impostor que finalmente es como 'l'homme revolté" de Albert Camus, el hombre que dice "no".
Porque Marco usa la mentira para embellecer la vida. Como Don Quijote.  Como él, Marco/Cercas crean un espacio en el que vida y ficción se entrelazan, buscando develar la función de la literatura.
Para Marco su propio personaje le permite llevar a la España salida del franquismo ideas e hipótesis que de otro modo no hubieran podido ser divulgadas como lo hace él. Asi es que se convierte en un paladín de la resistencia: una resistencia que no solo es moral, sino también la resistencia a la vulgaridad de una vida de la que pudo evadirse gracias a la osadía de inventarse a sí mismo.
"El impostor" es una novela grande. Y su autor, finalmente, ¿no será también su protagonista?

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