miércoles, 28 de diciembre de 2011

El sol soberano, de Odisseus Elytis

Viento tercero
Campos de Tesalónica y montes de Moriá
què fue de los castillos conquistados què de las aldeas

Mira en el aire la media luna mira qué puedo regalar a la muchacha

El lunes crece  El martes combate
El miércoles se postra de rodillas El jueves muere

"Escribir para no morir", dice Michel Foucault

Escribir para no morir, como decìa Blanchot, o incluso quizás, hablar para no morir es una tarea sin dudas tan vieja como la palabra. Las más mortales decisiones, inevitablemente, permanecen suspendidas mientras dura un relato. Como se sabe, el discurso tiene el poder de retener la flecha, ya lanzada, en un retroceso del tiempo que es su propio espacio.

martes, 27 de diciembre de 2011

Dedicatoria, de Czeslaw Milosz

Vosotros, a quienes no pude salvar,
Escuchadme. Intentad entender estas simples
Palabras, ya que de otras me avergonzaría.
Os juro que en ellas no hay hechicería.
Os hablo en silencio como una nube, como un árbol.
Aquello que me fortaleció a mi, para vosotros fue mortal.
Confundisteis el adiós a una época, con el de una nueva.
Odio confabulado de belleza lírica.
Fuerza ciega de forma completa.
He aquí un valle polaco de ríos anémicos.
Y un inmenso puente
Perdido en la niebla. He aquí
Una ciudad vencida,
Y el viento arrima alaridos de gaviotas
Sobre vuestra tumba.
Que clase de poesia es aquella que no salva
Naciones o pueblos? Una conspiración de mentiras oficiales.
Una tonadilla ese borrachos cuyas
Gargantas serán cortadas de inmediato.
Una conferencia para señoritas.

He deseado la buena poesía sin saberlo,
He descubierto, ya tarde, su saludable objetivo.
En ella y solo en ella, en su salvación.
Se solía esparcir mijo o alpiste sobre las tumbas
Para alimentar a los muertos que volvían disfrazados de pájaros.
Aquí os dejo este libro, vosotros quienes alguna vez vivisteis
Para que nunca mas volváis.

Del poeta polaco Czeslaw Milosz, en los cien años de su nacimiento. .