viernes, 19 de octubre de 2012

E n c u e n t r o

Ellos dos caminan por la calle Libertad, frente a la plaza que lleva el nombre del asesino de Dorrego. Ella va tomada de su brazo, como en los sueños que la persiguen hace casi diez años. Parece mentira que este nmomento sea real, que no pertenezca a una de aquellas imágenes que la acechan por las noches, a pesar del tiempo que pasó. El está más viejo, pero conserva su aspecto de hombre guapo. Qué tontería, piensa ella, usar la palabra guapo aquí donde no existen más que sinónimos perecederos. Mi madre hubiera dicho guapo, en Madrid lo dicen todavía personas de mi edad, él mismo acaba de decirle que está guapa mientras almorzaban en ese absurdo restaurant del hotel, mesas de laca negra y manteles colorados. Y un mozo cómplice sin saber bien de qué.
De pronto empierzan a escucharse unos gritos rítmicos, las calles se agitan con las banderas llenas de leyendas, y ellos se detienen a mirar, como cada vez que un paseo es interrumpido por alguna circunstancia notable. Casi no es necesario decirse nada, los dos comparten, ese mirar las cosas como si en sí mismas pudieran constituir pequeñas historias, núcleos narrativos, diría ella en sus clases a los chicos de quinto año. Y como por arte de magia, ella lo ve, a unos pasos. La está mirando con esa mirada suya inexplicable, mezcla de ironías pero también de saber, un chico de apenas dieciocho años que consigue perturbarla como

lunes, 6 de agosto de 2012

The Great Dylan

A los que esperamos con verdadera ansiedad un nuevo libro de Enrique Vila-Matas, cada lectura es una extraña mezcla de placer, angustia y desafío. Casi como la cita con el primer novio a los doce años. Esta vez, "Aire de Dylan" propone una nueva telaraña de significados. No solamente nombres, citas, enigmas, personajes ficticios que se asumen como reales, personajes con nombres reales, pero que no son los que fueron o son en la vida, sino también el fantasma del autor mirando por encima de nuestro hombro cómo leemos, cómo nos portamos como lectores. Y eso da miedo, claro.
Pero esta vez  creo que se trata de su novela más sofisticada. Algo así como una poética resumida en ficción, un lugar en el texto donde el autor Vila-Matas nos dice "esto es lo que pienso y lo que soy capaz de hacer".
Lo obvio: la crítica a la posmodernidad, el elogio al "no hacer", el personaje oculto, el escritor que cuenta, disfrazado de fracasado, una historia de amor que en el nivel más oculto es una historia del amor a la escritura. Y la imposibilidad de dejar de escribir, por mucho que se plantee la tortura real que significa el oficio de dar vida y letra, la verdadera esclavitud

martes, 3 de julio de 2012

Un adiós para Alicia Steinberg


Un adiós a Alicia Steimberg
Por Josefina Delgado  | Para LA NACION




Conocì a Alicia Steimberg en un lugar que hoy resulta mítico: el Centro Editor de América Latina. La oficina: calle Piedras y Avenida de Mayo. Eran los finales de los años 60, y yo era una tímida dactilógrafa, estudiante de Letras, convocada por Capítulo, la Historia de la Literatura Argentina, colección de fascículo más un libro que dirigía el escritor Roger Pla y gerenciaba Luis Gregorich. Eran años difíciles (luego se pondrían aun más difíciles), pero todos sentíamos que estábamos llevando adelante, no importaba el lugar que ocupáramos, una empresa cultural que tenía como lema "más libros para más". Alicia era también una tímida escritora, que traía el original de su primera novela, Músicos y relojeros .
Alicia llegaba con sus anteojitos, su aire de profesora y su humor, un humor como pocas veces podría asociarse con la figura de un escritor. No sabíamos mucho de su vida privada y leímos -creo que casi todos- ese original tipeado en una máquina de escribir de las de aquellos tiempos. ¿Todos? Sí, seguramente Luis Gregorich, el director de esa nueva colección, Narradores de hoy, y probablemente Esteban Fassio, el patafísico autor de la Máquina para leer Rayuela a la que se referiría poco después Julio Cortázar en La vuelta al día en 80 mundos, Beatriz Sarlo, Hugo Rapoport, Oscar Terán, José Vazeilles, Jorge Lafforgue, Marta Carreras y tantos que sin dudas olvido en este momento, pero que merecen el recuerdo en la historia de la cultura argentina que algún día se escribirá.
Ese mundo iba a terminarse en pocos años más, cuando las amenazas de bombas y las apretadas desde distintos sectores amenazaran la estabilidad de una editorial que fue gloriosa. Pero como los verdaderos vínculos se mantienen a lo largo del tiempo, no solamente nos reencontramos con Alicia, sino que fui leyéndola porque me resultaba realmente una gran escritora. Sobre todo, resultaba atractiva su manera de incorporar una cotidianidad y una historia personal sin por eso caer en ninguna forma de costumbrismo obvio: La loca 101 (1973); Su espíritu inocente (1981) y, ya en 1986, El árbol del placer, una historia cuyo delirio me hizo reír a las carcajadas en algunos de sus tramos: el monólogo de uno de los personajes en el que describe los tipos homeopáticos con un sentido del absurdo poco común en la literatura argentina de entonces. La selva y La música de Julia , su última novela, culminan, junto con Cuando digo Magdalena (Premio Planeta 1992), una trayectoria de alta calidad literaria.
Mientras tanto, habíamos empezado a reunirnos las tardes del domingo en la casa de Natu Poblet, unos pisos más arriba de su librería Clásica y Moderna. Eran reuniones abiertas, al caer la tarde, y los más asiduos eran Ernesto Schoó, Oscar Hermes Villordo, Natalia Kohen, Juan José Hernández, Cristina Mucci, Héctor Lastra, Elsa Osorio, Vilma Colina, Juan José Sebreli, Enrique Pezzoni, Pepe Bianco, Jorge Masciangioli.
De allí saldrían innumerables anécdotas y la producción literaria que cada uno de nosotros iba arrimando a la historia. Alicia era un personaje que a todos nos alegraba la vida.

viernes, 18 de mayo de 2012

Homenaje a Carlos Fuentes


Fuentes y el desafío de la historia

Por Josefina Delgado  | Para LA NACION

 
 
"El desafío de la novela moderna es la simultaneidad, no la linealidad", dijo hace apenas quince días el escritor mexicano Carlos Fuentes en Buenos Aires. "Porque Velázquez pinta lo que el espectador no ve." Y concluyó que si "el mundo era uno antes de la publicación de Don Quijote en 1605 y otro, para siempre, después", en América latina aún falta escribir la gran novela potencial, aquella que cambiará al mundo. O que, en todo caso, lo dividirá en un antes y un después.
Si Cervantes inaugura la novela moderna, si Balzac relata el devenir posterior a la Revolución Francesa, indudablemente Fuentes -a quien se le dio un emocionado adiós tras su muerte, ocurrida el martes- va y viene, en su profusa producción, sobre el fracaso de la Revolución Mexicana. Pero este "fracaso" es, en todo caso, una oportunidad para el gran país donde confluyen la España colonizadora con las fuertes culturas originarias. Y es acerca de esta oportunidad, con el ojo crítico de quien quiere ser imparcial, que se construye La región más transparente , la novela que abre un ciclo, en la narrativa de lengua hispana, de un esplendor inédito. Luego vendrán, para completar este ciclo, Las buenas conciencias y La muerte de Artemio Cruz .
Muchas veces lo escuché a Pepe Donoso, mientras trabajábamos en unas conversaciones literarias, contarme cómo había sido para él la literatura a partir de La región más transparente . "Quizás el mayor deslumbramiento

viernes, 11 de mayo de 2012

La casa de Marguerite Duras



La casa de Marguerite Duras, en el número 5 de la Rue de Saint-Benoît, en Paris.



"La soledad de la escritura es una soledad sin la cual el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de buscar qué seguir escribiendo. Se desangra, el autor deja de reconocerlo. Y ante todo, nunca debe dictarse a secretaria alguna, por hábil que sea, y, en esta fase, nunca hay que dar a leer lo escrito a un editor.

Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas la luces, ya sean del exterior o de la lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel período de mi primera soledad ya había descubierto que lo que tenía que hacer era escribir. Raymond Queneau me lo había confirmado. El único principio de Raymond Queneau era éste: “Escribe, no hagas nada más”. Escribir: era lo único que llenaba mi vida y la hechizaba. La escritura nunca me ha abandonado.

Mi habitación no es una cama, ni aquí, ni en París, ni en Trouville. Es una ventana determinada, una mesa determinada, ritos de tinta

domingo, 8 de abril de 2012

Cartas del vidente, Arthur Rimbaud, 1871

"Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme vidente: ni va usted a comprender nada, ni apenas yo se expresárselo. Ello consiste en alcanzar lo desconocido por el desarreglo de todos los sentidos. Los padecimientos son enormes, pero hay que ser fuerte y haber nacido poeta, y yo me he dado cuenta de que soy poeta. No es en modo alguno

miércoles, 4 de abril de 2012

Segunda elegía de Bierville, de Carles María Riba

Sunion! Te evocaré de lejos con un grito de alegría,
a ti y a tu sol leal, rey de la mar y el viento:
por tu recuerdo, que me eleva, feliz de sal exaltada,
con tu mármol absoluto, noble y antiguo yo como él.
Templo mutilado, desdeñoso de las otras columnas
que en el fondo de tu salto, bajo la ola risueña
duermen la eternidad! Tú velas, blanco en la altura,
por el marinero, que por ti orienta su rumbo;
por el ebrio de tu nombre, que a través del desnudo carrascal,
viene a buscarte, extremo como la certeza de los dioses;
por el exiliado que a través de oscuras arboledas te vislumbra
súbitamente, oh preciso, oh fantasmal!, y conoce
por tu fuerza la fuerza que lo salva de los golpes de fortuna,
rico de lo que ha dado, y en su ruina tan puro.
  (Versión de José Agustín Goytisolo)

Los escenarios de la memoria

Estoy leyendo "Los escenarios de la memoria", de José María Castellet. Para mí Castellet es el inolvidable antólogo de los Nueve novísimos, aquellos poetas españoles que en los 70 aparecían con su poesía, en una España franquista que empezaba a descongelarse. Entre ellos un Manolo Vázquez Montalbán poéticamente narrativo, Pedro Gimferrer, Félix de Azúa, Ana María Moix. Y yo leí este libro en una Argentina de gobierno militar, uno de tantos. Pero duro, con censura, con la universidad intervenida, con amenazas de bombas en escuelas y editoriales. Yo trabajaba en el Centro Editor de América Latina. Y ya había desaparecidos.
Este libro me conmueve a la vez que me suscita recuerdos y asociaciones con nuestras propias problemáticas generacionales y también con otros libros de memorias de escritores. La imagen de Ungaretti, exaltado al hablar de lo que significa la lengua para un poeta: "Ustedes atraviesan ahora una larga época de trastornos de los que, quién sabe, saldrán vencedores o vencidos. Mi punto de vista, quizás primitivo y anticuado, es que si salvan la poesía, el ritmo de la lengua, nada podrá aniquilarlos. Por eso es importante el poema de Riba que acaba de leernos. Permítame un momento el libro. Intentaré repetirlo en italiano, a ver cómo suena. (Y tradujo despacio: 'rico di quello che ha dato, puro nella sua rovina', 'en la seva ruina tan pur'...) Formidable! es la inocencia, la pureza del exiliado. Yo no entiendo de política, pero sé que hay algo imperdonable

viernes, 2 de marzo de 2012

En un jardin

Al decir que las penas son fugaces
en tanto que la dicha persevera,
tu cara es sugestiva y hechicera
y juegan a los novios los rapaces.

Al escuchar la apología que haces
del mejor de los mundos, se creyera
que lees a Abelardo...En voz parlera
dialogas con los pájaros locuaces.

De pronto, sin que tú me lo adivines,
cual por un sortilegio se contrista
mi alma con la visión de los jardines,

mientras oigo sonar plácidamente
los trinos de tu plática optimista
y el irisado chorro de la fuente.

Ramón López Velarde

A mi prima Agueda, de Ramón López Velarde

jueves, 1 de marzo de 2012

Los niños de Extremadura, de Rafael Alberti


Los niños de Extremadura
van descalzos.
¿Quien les robó los zapatos?

Les hiere el calor y el frío.
¿Quién les rompió los vestidos?

La lluvia
les moja el sueño y la cama.

¿Quién les derribó la casa?

No saben
los nombres de las estrellas.
¿Quien les cerró las escuelas?

Los niños de Extremadura
son serios.
¿Quién fue el ladrón de sus juegos?

(El poeta en la calle, 1935)






sábado, 25 de febrero de 2012

"Hay en la intimidad de los seres humanos...", poema de Ana Ajmatova

Hay en la intimidad de los seres humanos
una línea secreta
que ni el amor ni la pasión
pueden atravesar
aunque se fundan los labios en besos eternos
y los cuerpos permanezcan unidos mucho tiempo
no la pueden pasar
y los que intentan pasar esa línea están locos
y los que saben que no la pueden pasar
son heridos para siempre por la tristeza.
Así comprenderás por qué
mi corazón no late bajo tu mano.

La medida de un hombre, de Joan Vinyoli

La medida de un hombre.
Bien sopesado, los días
de juventud valen mucho
para no concederles un alto precio.

Si fueron ricos en fuego y acción y disponibles
para todo
- una noche estrellada
no la desdeñes, no vale menos que los yermos
transitados por la muerte.

Si fuiste
fracaso, anhelo y soledad y reserva
de la chispa que enciende bosques
y no solo
proyecto avaro de ganancias
de hipócrita dominio,
sobre todo si fuiste
puro en lo puro, diré que diste
la medida de un hombre.

viernes, 17 de febrero de 2012

La libertad, de René Char

Vino por esta línea blanca que lo mismo podría significar
la salida del alba que la palmatoria del crepúsculo.
Pasó los arenales maquinales; pasó las cimas de entrañas abiertas.
Finalizaba la renuncia de rostro de cobarde, la santidad de la mentira, el alcohol del verdugo.
Su verbo no fue un carnero ciego, sino la tela en que se inscribía mi soplo.
Con un paso que sólo se podía guiar mal detrás de la ausencia
vino, cisne sobre la herida, por esa línea blanca.
(Versión de Santiago González Noriega y Catalina Gallego Beuter).

miércoles, 8 de febrero de 2012

Escrito en un libro abandonado en un viaje

Vengo de la parte de Beja.
Voy para en medio de Lisboa.
No traigo nada y no encontrarè nada.
Tengo el cansancio anticipado de lo que no encontrarè,
y la añoranza que siento no está en el pasado ni en el futuro.
Dejo escrita en este libro la imagen de mi designio muerto:
Fui, como las hierbas, y no me arrancaron.

Fernando Pessoa

El alma de la revoluciòn egipcia

Así como se cumplen los doscientos años del nacimiento de Charles Dickens -responsable de mostrar el mundo de los marginados y oprimidos de su país, en la cùspide del desarrollo capitalista- se cumplen también cien años del nacimiento de Naguib Mahfuz, uno de los grandes novelistas del siglo XX. Su obra es muy extensa, pero felizmente està traducida al castellano casi por completo. "El callejón de los milagros" fue llevada al cine por el director mexicano Jorge Fons y ambientada en México. La "Trilogía del Cairo" es su obra màs divulgada: un verdadero friso de la vida en la populosa ciudad, cuenta la vida de una familia a lo largo de treinta años. El escritor Luis Sepùlveda escribiò una crónica, con motivo de la muerte de Mahfuz, en donde cuenta su encuentro con Mahfuz en 2003: el egipcio llevaba un ejemplar de "Residencia en la tierra", de Pablo Neruda, su amigo y corresponsal literario.
En coincidencia con este centenario, se inaugura en Paris una muestra fotogràfica de Miguel Angel Sànchez, "El alma del mundo."
Miguel Ángel Sánchez llegó a El Cairo en 2009 con la idea de retratar un país a través de sus habitantes, al estilo de las novelas del escritor egipcio Naguib Mahfuz. Al año de llegar, estalló la revolución que nadie anticipaba.
"He querido hablar de realidades que vemos en el día a día en El Cairo, el núcleo de Egipto por donde pasa todo el mundo: el acoso sexual a las mujeres, la pobreza extrema, la diferencia entre las clases sociales cada vez mayor o ese individualismo que genera la propia pobreza y que produce una suerte de picaresca española del barroco", explica el fotógrafo madrileño de 34 años, afincado en Egipto. Empezó con el retrato de un niño que jugaba al fútbol en el barrio popular en el que abrió su primer estudio. A lo largo de dos años de trabajo fueron surgiendo los personajes, desde blogueros hasta músicos, pasando por políticos o vendedores ambulantes. En medio, llegó la revolución, en la que "aquel murmullo de gente que quería expresarse pero no podía se convirtió en un grito".
De aquellas fotografías ha seleccionado 80 para representar a los 80 millones de habitantes que pueblan el país, recopilados en el proyecto El alma del mundo, un libro de fotografías y textos escritos por su compañera, la periodista Nuria Tesón, editado por Lunwerg y que acaba de salir de la imprenta.
Para captar la esencia de sus modelos, Sánchez ha optado por descontextualizarlos, metiéndoles en un estudio "porque en la calle no eres consciente de todo lo que te rodea, no te fijas en ciertas cosas".
Antes de viajar a París,

domingo, 22 de enero de 2012

Escribir la ausencia

"Me dije que uno escribe siempre sobre el cuerpo muerto del mundo, y también sobre el cuerpo muerto del amor. Que es en los estados de ausencia donde se hunde lo escrito, no para reemplazar nada de lo que ha sido vivido o supuestamente ha sido, sino para consignar el desierto dejado por ello."
Texto de Marguerite Duras

"Abrí la puerta..."

Abri la puerta y te estabas bañando.
los vidrios empañados, el ruido del agua detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco, le fuimos ganando terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.

El autor es un joven poeta que no ha publicado nada todavía y no estoy autorizada a dar a conocer su nombre.

domingo, 15 de enero de 2012

Una novela de humor

"Sangre sabia ha llegado a los diez años de edad y todavía sigue viva. Mis dotes crìticas llegan justo hasta el punto de permitirme esta constataciòn, y me alegra poder expresarla. El libro fue escrito con entusiasmo, y a ser posible, debe leerse con el mismo espìritu. es una novela de humor que trata de un cristiano malgré lui, y por ser una novela de humor es una novela muy seria, ya que todas las buenas novelas humorísticas tratan necesariamente de cuestiones de vida o muerte. Sangre sabia fue escrita por una autora congénitamente limpia de tyoda teoría, pero por una autora con unas preocupaciones determinadas. que la creencia en Cristo sea para algunos hombres una cuestión de vida o muerte, ha sido un constante obstáculo para aquellos lectores que prefieren pensar que es una cuestión de escasa importancia. Para éstos, la integridad de Hazel Motes radica en su enérgico intento de librarse de aquella figura harapienta que corre de árbol en árbol por el fondo de su mente. Para la autora, la integridad de Hazel Motes radica en que no es capaz de lograrlo.

viernes, 6 de enero de 2012

Un nuevo Werther

La muerte de Heinrich von Kleist y su amante Henriette Voguel es quizás una de las más fieles encarnaciones del ideal romántico. El 20 de noviembre de 1811 la pareja llega a una posada en Potsdam, alquila dos habitaciones y al día siguiente envía cartas a Berlìn, se hacen preparar una comida para dos invitados que llegarían a la noche y se encaminan al borde del lago, con la cesta de la merienda. Un rato después se oyen dos disparos. La posadera encontró los dos cadáveres y dos pistolas. Poco después llegaron el marido de Henriette y un amigo de ambos, que es quien conservó cartas y documentos de los amantes.
Unos días antes, Henriette le había escrito esta carta a Heinrich:
"Mi Heinrich, mi dulce música, mi jardín de jacintos, mi océano de delicias, mi aurora y mi crepúsculo," y sigue la enumeraciòn hasta terminar "mi sombra al mediodía, mi fuente en el desierto, mi madre amada, mi religión, mi música interior, mi pobre Heinrich enfermo, mi dulce cordero blanco, mi puerta del cielo."

domingo, 1 de enero de 2012

Estilo de vida

La casa de Rosalía de Castro, en Padrón, muestra la entrañable relación entre poesía, naturaleza y hogar. el hogar pareciera ser también el lugar donde la identidad de la poesía se afirma y establece.
Su poesía es, qué duda cabe, un estilo de vida.




Nuevas fotos 2011








Las imágenes ayudan a recordar, luego viene la escritura.

Un año para recordar

Leo un verso de Josè Donoso, en su libro "Poemas de un novelista":
"El vértigo de no saber
que se pertenece a la historia."




Mis fotos de 2011.