martes, 17 de abril de 2018

Un Bartleby del sur

*Un Bartleby del sur: José Bianco

“…se acostó entre un fragante desorden de junquillos, varas de nardo, fresias y espadañas.”
          José Bianco, Sombras suele vestir.


Era una noche de verano, y Natalia Kohen, la pintora y mecenas de tantos artistas, nos había invitado a su casa. Natalia vivía en la avenida Libertador, en un piso donde albergaba su colección de pintura argentina. Era mi primera visita, y aunque los invitados éramos los de siempre en los domingos de Natu Poblet, esta vez mi expectativa era distinta.
Yo vivía por entonces en el barrio de San Cristóbal, y un extraordinario colectivo, el 101, me dejaba prácticamente en la puerta de su casa. A esa hora –nochecita- pude sentarme,  y más o menos a la altura de la calle Juncal, subió un señor delgado, elegante, de unos setenta años, que con gesto adusto y voz severa le indicó a una chica que estaba sentada en los asientos delanteros, que debía dejarle el lugar. Ella obedeció al instante.