domingo, 15 de enero de 2012

Una novela de humor

"Sangre sabia ha llegado a los diez años de edad y todavía sigue viva. Mis dotes crìticas llegan justo hasta el punto de permitirme esta constataciòn, y me alegra poder expresarla. El libro fue escrito con entusiasmo, y a ser posible, debe leerse con el mismo espìritu. es una novela de humor que trata de un cristiano malgré lui, y por ser una novela de humor es una novela muy seria, ya que todas las buenas novelas humorísticas tratan necesariamente de cuestiones de vida o muerte. Sangre sabia fue escrita por una autora congénitamente limpia de tyoda teoría, pero por una autora con unas preocupaciones determinadas. que la creencia en Cristo sea para algunos hombres una cuestión de vida o muerte, ha sido un constante obstáculo para aquellos lectores que prefieren pensar que es una cuestión de escasa importancia. Para éstos, la integridad de Hazel Motes radica en su enérgico intento de librarse de aquella figura harapienta que corre de árbol en árbol por el fondo de su mente. Para la autora, la integridad de Hazel Motes radica en que no es capaz de lograrlo.
¿Puede, acaso, radicar alguna vez la integridad del individuo en aquello que no es capaz de hacer? Yo creo que casi siempre es así, pues el libre albedrío no significa una voluntad única, sino múltiples voluntades en pugna dentro de un mismo hombre. La libertad no puede concebirse de modo esquemático. Es un misterio. Y ante ese tipo de misterio, lo único que se puede pedir a una novela, aunque sea una novela de humor, es que lo haga más profundo."
Esto escribe Flannery O´Connor a la segunda edición de su novela Sangre sabia. Ella la había publicado a los 27 años, y poco después comenzó a manifestarse su enfermedad -lupus- que la convertiría prácticamente en una inválida. Murió a los 39 años, es una de las extraordinarias escritoras del sur (nació en Savannah, Georgia) y algunos críticos niegan esta pertenencia alegando que su concepción católica de fondo la pone fuera. No estoy de acuerdo, el mundo de culpa y maldad es propio de ese Sur relegado, donde Carson Mc Cullers sitúa novelas tan extraordinarias como Reflejos en el ojo dorado y La balada del café triste.

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