viernes, 6 de enero de 2012

Un nuevo Werther

La muerte de Heinrich von Kleist y su amante Henriette Voguel es quizás una de las más fieles encarnaciones del ideal romántico. El 20 de noviembre de 1811 la pareja llega a una posada en Potsdam, alquila dos habitaciones y al día siguiente envía cartas a Berlìn, se hacen preparar una comida para dos invitados que llegarían a la noche y se encaminan al borde del lago, con la cesta de la merienda. Un rato después se oyen dos disparos. La posadera encontró los dos cadáveres y dos pistolas. Poco después llegaron el marido de Henriette y un amigo de ambos, que es quien conservó cartas y documentos de los amantes.
Unos días antes, Henriette le había escrito esta carta a Heinrich:
"Mi Heinrich, mi dulce música, mi jardín de jacintos, mi océano de delicias, mi aurora y mi crepúsculo," y sigue la enumeraciòn hasta terminar "mi sombra al mediodía, mi fuente en el desierto, mi madre amada, mi religión, mi música interior, mi pobre Heinrich enfermo, mi dulce cordero blanco, mi puerta del cielo."
Heinrich acababa de cumplir 34 años; ella apenas tenìa 30  y era la esposa de Louis Voguel, tesorero del rey.
Von Kleist es uno de los escritores más interesantes del romanticismo alemán; soldado del ejército prusiano, autor de la nouvelle "La marquesa de O", llevada al cine por Eric Rohmer, y de un relato exótico como "El terremoto en Chile".

Marcel Brion, en su libro "La Alemania Romántica" (una hermosa edición en español de la editorial Barral hace 40 años) reconstruye la época, los personajes y el entorno.

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