domingo, 20 de noviembre de 2011

Un hombre y una mujer se escriben

Así titula Félix de Azúa su nota en El País del sábado 19 de noviembre. Se trata del libro Correspondencia y son las cartas que durante años intercambiaron Carmen Martìn Gaite y Juan Benet. Dos escritores españoles que si tuviéramos la buena costumbre de leernos entre nosotros, los de la lengua española,los veríamos como compañeros de ruta: sometidos a los vaivenes políticos, obligados a crear un lenguaje literario y mundos alusivos, siempre temiendo algo, siempre justificándose de alguna manera frente a su libertad como intelectuales.
Carmen Martín Gaite fue una de las invitadas que venían a Buenos Aires a la Semana de Autor organizada por el ICI, ya sabemos, Florida y Paraguay, a media cuadra del entrañable Florida Garden. El impulsor de estas semanas fue el primer directos, Pedro Molina Temboury, inolvidable.Creo que fue en 1989, más o menos, participé de esa semana con un trabajo que hice sobre su libro "Macanaz", la historia de un funcionario de gobierno en España, en el siglo XVII, convertido en Censor.

Y el ICI tambièn publicaba los materiales de los participantes. Otros invitados fueron Juan Goytisolo (absolutamente inolvidable), Gonzalo Torrente Ballester, no me acuerdo de otros, pero luego vino la posmodernidad encarnizadísima y ya en vez de escritores tuvimos actividades mucho más selectivas.
Los tiempos cambian, ya lo dice Violeta Parra y lo repite Mercedes Sosa, pero a través de la literatura también se ofrece una posibilidad de cambio y sobre todo, de intercambio.
Recomiendo a los profesores de literatura que lleven a sus alumnos a ver las filmaciones de estas jornadas, que lean los libros de estos autores y los documentos de los críticos y expertos publicados como conclusión.
En su estupenda nota, Félix de Azúa dice:
"Desde las primeras cartas se advierte el chispazo de inteligencia mutua que debió de saltar entre ambos en alguna de las reuniones o tertulias a las que asistían, cada uno por su lado, en la lóbrega atmósfera del franquismo. No eran adolescentes que pueden confundir la comezón hormonal con la admiración intelectual, ambos estaban ya en la frontera de los 40, así que tenìan pocas posibilidades de variar los aspectos medulares de su vida. Habría que añadir que las alteraciones que en efecto se produjeron fueron por causa externa y en ambos casos trágica, la muerte de los hijos, el suicidio de la esposa, desastres que no afloran en su correspondencia (los dos militaban en el estoicismo( y el lector loo agradece."
Maravilla: una correspondencia entre dos escritores que viven en la misma ciudad. Para imitar.

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